martes, 14 de junio de 2011

Black Sabbath

"Una figura destaca entre los cristales amarilleados por la luz de una lámpara de escritorio. La noche ha caído hace tiempo y ella se escurre como una sombra por los corredores de una casa de estilo colonial. Una capa de silencio lo cubre todo, todo lo imaginable, pero las penumbras están repletas de pensamientos ruidosos. Las antiguas reminiscencias parecen llamarla hacia un pasado siglo. Su mente soñadora le hace retornar a las épocas de lo maravilloso, y sabe que su pluma, que vuela como un pájaro en inmensos cielos sobre torres ingentes, todo lo puede. Sin embargo, siente un presagio y ve la cárcel que le aprisiona: incluso al borde de la puerta de marfil se da cuenta que todas las bellezas y glorias acaban con la puerta. Pero ¿qué es esa sombra que acecha en las tinieblas y llena la noche de efluvios malsanos? Y la sombra repite una y otra vez: ...nunca más..."

Mientras desde el elegante comedor, las absurdas caras de aquella gente la cual apenas había visto en un par de ocasiones y que, sin embargo, se apoderaban de su cálida amabilidad, rompían la magia de ese silencio. Desde la luminosa estancia decorada con las cortinas más rojas que encontró en el desván y con las más suculentas delicias jamás vistas colocadas sobre la mesa como si de una obra de arte se tratase, alguien brindó:
"Acudid acá, mozos, con vuestras jarras de cerveza, y bebed por el presente antes de que se esfume. Apilad en vuestro plato una montaña de carne, pues el comer y el beber nos brinda alivio: así que colmad vuestros vasos, ya que la vida pronto pasará; ¡Cuando estéis muertos no brindaréis a la salud del rey o de vuestra chica!..."

En ese momento ella apareció por la puerta del gran salón, llevaba un largo vestido granate con arreglos de color crema y unas puntillas negras que contrastaban con su bonita expresión atrapada en ese rostro pálido y angelical, nada más lejos de la realidad; miró con cara de pasividad a la masa sentada en sus sillas tapizadas, engullendo con ansia los manjares que se
había pasado horas preparando con esmero, y esputó sobre todos ellos:
"That is not dead which can eternal lie,
And with strange aeons death may die. "
Lo sabía demasiado bien...

Welcome to ¿Ayleszury?

Lejos queda en estos instantes su pálido y mortal rostro... y demasiado remotas las nieves de su pecho letal como para que mis ojos puedan contemplarlos...

Pero hay veces en que me llega su susurro, como un helado viento de ultratumba, debilitado después de atravesar los golfos que separan a los mundos, y que ha surgido sobre los últimos horizontes de desiertos rodeados de hielo. Y me habla en un idioma que nunca he oído, pero que siempre he conocido; y me habla de cosas mortales y de cosas maravillosas, fuera del alcance de los deseos estáticos del amor.


Su relato no es sobre algo bueno o malo, ni sobre nada que pueda ser deseado o concebido o pensado por las termitas de la tierra; y el aire que respira, y la tierra por donde anda errante, estallarían como el frío cortante del espacio sideral; y sus ojos cegarían la visión de los hombres como si fueran el sol; y su beso, al alcanzarse, se retorcería acuchillando como el beso del relámpago.

Pero al oír su susurro lejano, me imagino una visión de vastas auroras, sobre continentes más grandes que el mundo, y mares demasiado extensos para las quillas de las empresas humanas.
Y a veces balbuceo los lazos extraños que nos trae, si bien nadie los recibirá con agrado, y nadie creerá en ellos, o los escuchará. Y en algún amanecer de los años desesperados, me adelantaré y seguiré hasta donde me llama, para buscar el beatífico nado de sus distancias nevadas, para perecer entre sus inescrutables horizontes...


Tras aterrizar de nuevo en el mundo frío y tactible de su cama, se levantó, cogió su chaqueta sustenta en la esquina de la puerta de la lúgubre sala, cuatro rugosas paredes tan solo iluminadas por la llama de una velita estratégicamente colocada sobre la mesa dejándo ver asi las fantásticas formas dejadas por el humo de una barrita de incienso casi consumida, y salió al tejadillo del edificio.


Allí estaban, Maren, Lurie y Kone, las tres lunas que iluminaban los callejones de la húmeda ¿Ayleszury?, ciudad de calles tintadas de rojo y turquesa, de estructuras metálicas lindadas entre si sobre las que se alzaba la mirada del silencio, solo más alla de los extensos ventanales del edificio Z se podrían vislumbrar las inmensas colinas púrpuras de Ulhä...los extensos campos de camomilas dónde tantas veces se tumbaba dejando vagar a su mente durante unas décimas de segundo para pasado ese tiempo el olor a madera quemada la hiciese volver...
Su mirada se iluminó con el azul intenso de Zùrie....

- Es hora de pasar a la acción.

lunes, 13 de junio de 2011

Blue Orchids

Un poco de tinta, un frasco derramado sobre el escritorio y una pluma con la punta doblada que aun intenta volar...un poco de carmín, un pincel rígido teñido de rojo, unos labios agrios...un espejo manchado de pintalabios...

- ¿Cómo te atreves?...

Irrumpió en la habitación como alma que carga al diablo, rompiendo la extraña aura que rodeaba su cuerpo desnudo. Alli estaba...¡creando! creando lo que iba a ser, pintando de color lo que el espejo no tenía capacidad para colorear.

-Ha llegado algo para usted...tiene etiqueta pero no consigo enterder lo que pone, está escrito en un dialecto extraño...

-O que lo ha escrito un mono con el pie no te jo...trae!

Una, dos, tres, cuatro...un ramo!, un ramo para la mano más fría del mundo, un ramo de orquideas blancas...

-¡¿Pero qué...?!...puedes irte...

Marchó tal cual entró en la habitación.

No pudo evitarlo...de sus labios salió algo...una especie de arruga poco marcada, una sonrisa...o algo similar, una sonrisa a medias de ser dulce, a medias de ser amarga...cuando del ramo tomó un capullo escondido entre tanta flor, tanta flor...el capullo se abrió tornándose de un azul claro...no tan claro...un azul oscuro, más oscuro que el azul de sus ojos, que el azul de su piel, que el azul de su alma...

Cogió la etiqueta y tiró el resto del ramo a la papelera ubicada bajo la mesa. Efectivamente, en la etiqueta ponía algo, algo que cualquiera que intentase descifralo acabaría volviendose loco...pero ponía algo...se le daban bien los idiomas, aunque quizás el escrito no podría considerarse siquiera eso...tan solo lo conocía una persona...y ella no era esa persona...aunque sin saber cómo y sin haber visto esas putas letras en su vida sintió lo que ponía, sintió cómo un escalofrío recorria cada rincón insólito de su desnudez...Volvió al espejo, miró su cara, o lo que se veia de su cara entre los manchones de carmín...riendo, llorando...descojonándose, sabía quien había mandado esas flores...y había logrado esa reacción...

Un suspiro más

Uno más qué más da...
Mis poemas han sido dedicados a los cielos
mientras mi mirada y mi cabeza se alborotaban con los vientos de la vida,
y hoy...
ya harta de tener que mirar una vez más al ocaso
y de buscar sonrisas en la luna
por fin miraré al suelo que me toque andar
para no tropezar con guijarros que me hagan caer de bruces contra la neblina de la estupidez.

¿Dónde está tu mano ahora que no puede alcanzar a regocijar mi cara?
No...no quiero detener mi caminar,
solo quiero errar,
ser libre
y poder volar de aquí allá con el viento,
y poder jugar así enredada en tu melena
como el aire juega con las flores,
meciéndolas de aquí para allá,
y también quiero recordar como es reír
para dejar de llorar y poder existir...

Entonces en un mundo onírico
donde la lírica de estos versos que escribo no tenga fin...
¿y qué si no puedo dejar de querer?
solo soy una marioneta de papel atada a mi propia mano,
pudiendo así echarme las culpas de todo lo acaecido...

¿Será por eso que siempre escribo tan tristes versos?
pero quizás sea ese el motivo por el que ahora puedo oír a la mar cantar, pagar su furia contra la arena
y destrozar las rocas que modela el viento
y ese choque de espuma y agua, el amedrentador estruendo que hoy resuena en mi alma y estridente el chirriar de mis uñas contra el suelo....
buscando avanzar sin las piernas...
las cuales están rotas, y rotas no me duelen.

Es la imagen de una errante inválida
que no puede seguir su cruzada eterna
y da pena ver su lucha
contra la evidencia,
pero jamás se olvida del hecho de que al final de su día comenzará de nuevo
y el verso dirigido a los astros del cielo
ya ha perdido su gracia
y el verso de mi locura aquí acaba,
con mi imagen doliente y lastimosa tirada en el suelo
entre la neblina de la estupidez sin poder sentir el tacto de tu piel, pero sabiendo esperar la hora del atardecer,
el día en que el ocaso de a la luna su sombra ante el rojizo amanecer de su locura...de mi maldita locura...por si no lo sabíais...

Anoche dormí en el ascensor (Sep. 2009)

Anoche dormí en el ascensor,
aunque no lo creas
entre luces de neon
vi morir las estrellas.

Anche dormí en el ascensor,
sin luces de velas
abriendo y cerrando el portón
decidi salir por la escalera.

Y es que es tan dificil ver
por unos ojos que no mientan
por una mente corrompida
por dictados de un loco corazón...

...

He llegado hasta aqui pensé
entre faros desconocidos
he salido con un solo botón
¡¿taxis de saturno han venido?!
y aqui desperte del suplicio...

¿¿Suplicio?? ¿suplicio es acaso
mirar lo real con ojos de sueño?
¿¿suplicio es acaso mentir
a una cucaracha coja??
anoche dormí, dormí
como nunca habia dormido...

Anoche dormí en el ascensor
en el ascensor de mi demencia
subi hacia lo mas alto y caí de cabeza
al despertar y al abir la puerta decirle al vecino:
¿¿¡¿¿Anoche dormí en el ascensor??!??

Cosas de catorceañeras o un lol.

Di cómo puedo decir lo que siento, ya no siento.
No quiero hacerte sufrir, no miento, es cierto.
Dime cómo preguntar,
dime cómo debo contestar
para que no te sientas mal.

Di cómo lo puedo hacer, recuerdos que pienso
No quiero volverte a ver y cada día, sin querer, te encuentro.
Dime cómo escuchar,
como debo contestar
para que no te sientas mal.

Venga, dilo, y quédate tranquilo.
Tarde, muy tarde, ya casi ni respiro.
Dime lo que debo hacer,
lo que tú quieras habrá de ser,
ya has cortado mi camino,
mi emoción ya se ha perdido
y ahora el jefe es usted.

Di cómo puedo ir, espero en silencio.
No quiero estar lejos de aquí, lejos, no son celos.
Dime cuánto hay que cobrar,
cómo debo aceptar,
para que no te sientas mal.

¿Cómo esperabas que lo recibiese?, no pienso, no entiendo.
No quiero volverte a ver y cada día, sin querer, te encuentro.
Dime, dime cuanto has de engañar para que no me sienta mal.






Estoy aquí, esperando una respuesta,
como el que en la estación espera sin subirse a ningún tren.
Sé que es así, no puedo cambiar el mundo
ni borrar todo lo oscuro grabado en la pared.
Cuéntame qué nos pasó, nos han cambiado el corazón.

Solo es tiempo, que viene, que corre y se va ya muy lejos,
tiempo, que pasa y se para cuando nos hacemos viejos.
Se pasan las horas, las luces se apagan y solo es cuestión de tiempo...que no volverá por ti.

Puede que se consuma la luz
por la ventana al trasluz y las cortinas bajadas.
Sigo sin ver qué quieres decir con tantas cosas que perdí
y que no volverán mañana.
Cuéntame qué nos pasó, nos han quitado la razón.