martes, 16 de febrero de 2010

Burning Witches






Reposaba Ayle entre las camomilas escarchadas por la nieve de sus pensamientos mientras Blue vagaba sin rumbo más allá de las hojas del anciano árbol donde se recostaba. Hacía un rato que no soplaba el viento, hacía...eones que no soplaba el viento. Seguramente habría muerto aplastado por su propia cordura o se habría ido a soplar a cualquier oido ajeno esas palabras enreversadas y sin pies ni cabeza que tantas veces había conseguido dar sentido.

El viento había estado contaminado y corrompido durante todo este tiempo. Los susurros que le habían animado a tomar ese camino habían estado nublados por una voz extraña, la voz que controlaba a todos menos a ella...sus oidos no captaban nada más que aquello a lo que los de ahí abajo llamaban música. Se sentía mal, triste por no poder oir aquella voz a la que todos veneraban, aquella voz que movía tierra y aire...tardó mucho en darse cuenta que tan solo era eso, una voz, una jodida voz que pronto se encargaría de callar de una patada en la boca.

- Ayle...Ayle mueve el culo! joder un día de estos me voy a largar para no volver y te vas a quedar ahí como el pedazo de carne innerte que eres!

- Vete a dar un paseo y déjame en paz, en paz...no quiero pensar, no quiero preocuparme de nada aunque sea durante un par de minutos...

-Ahí te quedas, me voy a Azra a arrancar tallos verdes recién plantados y a quemar brujas como...

Ayle rió sin querer con el poco plasma que quedaba en su centro antes de quedarse como lo que era...un pedazo de carne innerte...

No tardó mucho en llegar, Azra era un lugar, eso era, una porción de espacio perdido en la nada y rodeado de un vacío eterno, casi costaba respirar más ya no le suponía un problema pues no tenía que cargar con el estúpido cuerpo y sus estúpidos órganos degenerativos.

Su rostro era sumamente neutral, no la delataba como nunca lo había hecho, había tenido algunos momentos de debilidad, mas cuando parecía haberse dado por vencida, había caminado, y la luna sobre sus hombros, pequeñas gotas aladas se desacían en pedazos al contacto con la realidad gracias al simple proceso de condensación (¿De donde venía esa maldita niebla?) Miró hacia arriba y vio el infierno, y no dudó un segundo en bajar (más bien subir) y tomar en su mano cualquier alma de las que purulaban por el Hades como solía hacer para entablar conversación y evadirse, pero esta vez no escogió un alma cualquiera, había subido al mismisimo infierno para dejar las cosas claras.

-¡Arriba esos puños!
-¿Pero qué cojones?
-¡Vamos!
-Pero...
-¡Venga hostias! no he venido hasta aquí para nada, vas a arder de verdad y fíjate, no te va a hacer falta pasear más por el quinque inferno...
-¡Brujas! ¡Brujas!
-Bruja tu puta madre, ahora verás...
-¡Bruj...!*
-¡A tomar por culo tú, tu puto viento cálido y tus gilichorreces sobre la teoría de la "musica"! o como tu lo llamas...fortune and fame...Arde!!!

Y todo ardió, se quemó y quedó en el olvido...más el olor a chamusquina se quedó impregnado en su alma para que no olvidase por qué encendió esa cerilla...

Al rato bajó de nuevo para quedarse toda la noche velando sobre el cuerpo yaciente de Ayle.

"Cuando era joven, tenía sueños. Como todos, claro. Pero los míos casi los pude rozar. Primero soñaba con llegar lejos tocando la guitarra. Se me daba bien. Me hicieron dejarlo, lo "dejé" en cierto modo, pero ahora tengo muchos años para aprender a tocar los cojones".

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