viernes, 8 de enero de 2010

Cuentos


Despertó recostada sobre la áspera corteza del árbol, pequeños trazos de luz ya asomaban por la línea del horizonte apuñalando las nubes rosadas que se desvestían en la noche. Mientras se disipaba la neblina purpúrea, se escuchaba al árbol entonar.

Alzó la vista y pudo distinguir a un pequeño ser entre las verdes hojas. Música en mano, voz en boca y ojos de almizcle. Encinè, trovador de ciudad, con su flauta sonsoneaba su lamento y su quejido...

Oh...Oh..oh...oh..
oh...oh...oh...

Había un tiempo,
tiempo de leyendas,
Lejanas tierras ideadas…
Luchaban héroes, rescataban princesas
bajo su atenta mirada…

Contando cuentos del bosque
pasa la vida el triste juglar,
bailando duendes en la noche,
cuentan historias para recordar.

El tiempo las olvidó,
ya no hay sueños,
ni heroes, ni doncellas…
Pequeñas sombras escondidas
Que vigilan el cielo y la tierra.

Contando cuentos chinos
pasa la vida el señor,
moviendo marionetas desde su porche
echa las cuentas, recaudador.

El tiempo las olvidó,
ya no hay sueños,
ni heroes, ni doncellas…
Pequeñas sombras escondidas
Que vigilan el cielo y la tierra.

En un arranque sobre nuestras penas
nos enseñó a quemar las sombras,
nos contó de su buena época,
toda batalla perdida en la historia
ganada en la vida, soñada en la memoria.

Contando cuentos del bosque
pasa la vida el triste juglar,
bailando duendes en la noche,
cuentan historias para recordar.

Tras su cántiga descendió de lo alto para mostrarse frente a la jóven:

- Ya sabes, cuentos... ;3

De pronto una espada bañada en fuego azul cayó rozando su tenue pelo para caer a sus pies. El fuego se enredó en su pierna trepando a la desesperada. Intentó aullentarlo como si de un mal bicho se tratase hasta que Èncine lo pronunció: "Us'dum'nilè" y el fuego se tornó de un rojo intenso que se fue apagando hasta desaparecer por completo sin dejar rastro alguno.

- Ha empezado.¡Corre!

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